25.1.13

51 kilos. ¿Volvemos a empezar? tengo miedo, y no quiero lo mismo de antes, o tal vez si, no lo sé, no me doy cuenta de lo que hago. Tengo un montón de diálogos en la cabeza que me destruyen, me hacen sentir obesa, sucia y fea.
-Si seguís comiendo así vas a terminar rodando.
-Tene cuidado que tenes parientes con sobrepeso.
-Yo tengo pancita, bueno vos... vos tenes panza.
-¿Eso vas a comer? ¿seguro que no te va a hacer bolsa?
-Y, estas un kilo arriba de lo que deberías pesar.
-¿Che me parece a mi o estás más gordita? -dale hija de puta ¿tan forra, osea TAN?-
-Hey, no estas taaaaaaaaaaaan gorda (de esos tan que se hacen super extensos y que pareciera sarcasmo)
No puedo salir en verano ni a la pelopincho de mi patio sin una remera larga y ancha que tape todo lo que me avergüenza. No puedo dormir de costado porque siento como toda la grasa se va hacía un lado. No puedo caminar con shortcitos porque siento como se me mueven todas esas cosas en las piernas al punto de chocarse unas con otras entre si. De usar musculosas ni hablemos, ¿vieron esa grasa acumulada cuándo cerras los brazos? ¡Ay la detesto! Ni siquiera puedo comer con cuidado porque me excedo igual, lloro y vomito, pero no porque así lo quiera yo, es la culpa lo que me hace hacerlo, sale así, automáticamente.
51 kilos. Tratando de hacer que la grasa se distribuya bien por todo mi cuerpo y no funcionó. Que si estoy flaca porque estoy flaca, y tengo más costillas que otra cosa que si estoy gorda ¡ay que espanto sos pura panza y piernas! pero vayanse a cagar, yo hago conmigo lo que quiero.
Por eso hoy a agua y a galletitas de arroz pienso sobrevivir. Pueden chuparme el lado izquiero de la cajeta con gel lubricante saborizado de frutilla si es así lo desean.

2 comentarios: